domingo, 9 de agosto de 2009


[b]C[/b]omo si hubiera un Mr. Hyde en nosotros, como si el verdadero ‘yo’ fuera otro, y eso asusta. Nos asusta que falle el sistema de seguridad, que Mr. Hyde se desate y haga alguna locura. Vivimos alertas, atentos, vigilando el monstruo. Y así creamos mecanismos, defensas, nos aislamos, todo para que ese supuesto monstruo no salga a la luz. Cualquier cosa que nos saque del lugar seguro nos da miedo.Pero a veces el sistema de seguridad falla y el monstruo ingresa, y ahí quedamos expuestos. A veces eso que tanto queremos ocultar queda a la vista y nos avergüenza. Nos sentimos desnudos, sentimos que todos ven lo que en verdad somos, y somos algo que odiamos.Todos tenemos un monstruo o un fantasma adentro que no nos gusta, entonces creamos un sistema de seguridad para que no se note. Mantenemos el monstruo agarradito para que no salga ni se vea.Te sentís vivo no cuando la vida pasa, sino cuando vos pasas por la vida, cuando perdés el miedo a morir y a vivir. Te sentís vivo cuando sabes que cada momento es único, irrepetible, cuando sabes que nada empezó con vos y nada terminará con vos. Solo sabiendo que habrá un mañana es que podremos vencer a la muerte, y sentirnos vivos.[b][u]Ya no hay dolor, Ya no duele, Y no va a doleer ~[/u][/b]¿Adónde van las palabras que no se quedaron? ¿Adónde van las miradas que un día partieron? ¿Acaso flotan eternas, como prisioneras de un ventarrón, o se acurrucan entre las hendijas, buscando calor? ¿Acaso ruedan sobre los cristales, cual gotas de lluvia que quieren pasar? ¿Acaso nunca vuelven a ser algo? ¿Acaso se van? ¿Adónde van? ¿En qué estarán convertidos mis viejos zapatos? ¿Adónde fueron a dar tantas hojas de un árbol? ¿Por dónde están las angustias, que desde tus ojos saltaron por mí? ¿Adónde fueron mis palabras sucias de sangre de abril? ¿Adónde van ahora mismo estos cuerpos que no puedo nunca dejar de alumbrar? ¿Acaso nunca vuelven a ser algo? ¿Acaso se van? ¿Adónde van? ¿Adónde va lo común, lo de todos los días: el descalzarse en la puerta, la mano amiga? ¿Adónde va la sorpresa, casi cotidiana del atardecer? ¿Adónde va el mantel de la mesa, el café de ayer? ¿Adónde van los pequeños terribles encantos que tiene el hogar? ¿Acaso nunca vuelven a ser algo? [b]¿Acaso se van? ¿Adónde van?[/b]Cuando no sabés a dónde vas, cualquier camino puede servir. Dan miedo los cruces de camino. Da miedo partir. Da miedo volver. Las preguntas, las respuestas dan miedo. Si no sabés hacia donde vas, lo mejor es dejarte llevar, como flotando en el viento.A veces hay que desprenderse del equipaje, y como una pluma, dejarse llevar por el viento. Como decía el poeta González Tuñón, “para que a cada paso, un paisaje, una emoción o una contrariedad nos reconcilien con la vida pequeña, y su muerte pequeña”. Para que un día nos queden unos cuantos recuerdos, para poder decir “estuve en tal recodo”, para poder decir “estuve en tal pasión”, para poder decir “estuve en tal pueblo fantasma, en tal amistad, haciendo tal cosa”. Para poder decir “yo estuve ahí”. Para poder hacer todo eso, es necesario no temerle a partir, ni a volver. Porque estamos en una encrucijada de caminos que parten y que vuelven, si no sabemos hacia dónde ir, hay que dejarse llevar por el viento.El viento lleva, y a la vez trae. El viento nos puede llevar a lugares insospechados. Flotando en el aire, están todas las preguntas y todas las respuestas. Y flotando en el viento, [b][u]iremos a donde debamos ir[/u].[/b]
___________________________________________________________________________Feliz día del niño:)
[b]V[/b][u]alentiina![/u]

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